domingo, junio 19, 2005

Noches sin dormir

El odio concentrado en cada jirón de piel enrojecida me hace sumergirme en un lloro amargo de desesperanza iluminada por el sol de medianoche. Escribo por no llamarte, sabedor de que estas letras no serán para ti más que reflexiones marcadas de las tres menos, tres ajenas a tu vida y a la misma alma que vendes cada día en cada esquina de la recta de la barra del que ha perdido la ilusión.
Juro no volver a permitir que me maltrates. Juro no volver a sumergirme en nuestra propia soledad. Yo no soy como el chófer del reloj de arena que pasa sin solución aparente ni como el poeta que llora a la orilla del río... Otros han pasado por donde yo jamás he de pasar...
La pasta de mi ser está obsoleta, se pasaron con las ganas de vivir mi propia vida, sin cambiar ni moldear un nuevo yo. Yo no soy un hipócrita de pelo arriba, yo no soy un amante del balón, yo no soy un falso materialista... yo sólo soy una vida y cien gramos razón.
Me muero al verte morir, al verte hundirte en tu miseria. Planéate la vida y ojalá te toque el primer premio para así permanecer oculta tras las cortinas de mi cuarto.
No quiero que entiendas lo que te digo con palabras escondidas tras guiños de ojos... No pretendo que me abras tus ojos para hundirme en ellos... No sé si te quiero o si te odio... Sólo sé que hace noches que no duermo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

A veces uno no exterioriza esperando q lo entiendan, pero a los oidos mas sensibles y expertos llegan palabras concisas y transparentes... Se bueno