viernes, diciembre 29, 2006

La inmensidad

La inmensidad de los ojos lindos se perdió más allá del techo de la marquesina que ideamos un día. La inmensidad de la sonrisa eterna acabó arrancándome un vulgar "nos vemos". La inmensidad del frío de diciembre instauró el acento circunflejo del silencio. La inmensidad de las palabras ausentes nos demostró de nuevo que la química no siempre funciona.
Y de ese modo volvimos como llegamos. Bolsillos vacíos pero enteros. Té con leche gratuito en piezas de puzzle, las mismas que construyen eso que tanto odias. Infancia desnuda, cajeros ardiendo, bombas de relojería detrás de la puerta... panorama desierto de besos y caricias... sólo rumores...
La inmensidad de mi torpeza volvió a atragantárseme en el fondo de la nuca justo al lado del rincón donde sueño despierto. La inmensidad de mi memoria se sienta en mi cama contándome cuentos sin dejarme dormir. La inmensidad de lo consciente me repite que es cierto, que las palabras se quedan en los árboles, que no se las lleva el viento, que darémos de qué hablar.

lunes, diciembre 25, 2006

Nada

No hay palabras, sólo tristeza.
Sin respuesta, sin razón, sin alevosía.
Sólo la nada, que no es poco.

En tiempos de alegría, lágrimas.
Y allá, seguro están riendo.
Y acá el sentido se pierde por la basura.

Y tú en tu casa, tal vez, o aquí al lado.
Y te olvidas de recordar lo que quisimos.
A la noche, a la sonrisa, al cruce de los caminos.
Pero no estás, ni presente ni en la ausencia.

No entender ni lo que entiendo por sabido
Puchero facíl ante comidas robadas
Flecha rota, partido el pecho, nunca vivo
Tal vez lo intente, por qué no... pues nada pierdo

Las viejas canas me servirán de trapo seco
y la muerte caminará en mi ausencia
Ven vil mañana, y llévame lejos
Mas esta noche, yo estaré alerta


Que la magia sea punto y seguido de tus horas, que las sonrisas te condenen de por vida y te obliguen, para siempre, a ser feliz.

sábado, diciembre 23, 2006

Atrapar

La sonrisa, que a la vuelta de la esquina se convierte en beso, que logra detener el segundero del silencio, me atrapó una noche.

Los ambientes, enmarcados en lo libre y albedrío, que me hundieron en sofá de trapo y polvo, que exaltaron lo feliz de un "no-destino", me empujaron a explorar antros y ruinas, a marchar por virtudes de tiniebla, a olvidarme por un rato del camino que me agobia, que me oculta y que me hiela.

Y tus ojos, rodeados de "ya es tarde, mas me quedo", de avenidas hacia el tren que nos despierta, de caricias escondidas en los dedos; tus ojos que me hablan de lo extraño, de lo etéreo, de las ganas de mentirte que te quiero, de fingir para esta noche, de comprarse huardillas en los árboles, de volar, de que todo se detiene a nuestro paso, de que estaré más tranquilo en tu regazo, de que vuelo, de que voy, de que sueño, de que estoy...

Y vuelves, y me atrapas, o te atrapo.

domingo, diciembre 10, 2006

Caricias Incumplidas

Últimamente el cansancio envena cada gota de mi alma, los recuerdos del pasado emergen claros en forma de papel abandonado bajo acordes temblorosos e indefensos.

En los últimos días miro al cielo, rebuscando en la basura del estío, esperando encontrar una estrella de punta rota y defecto agradecido.

De un tiempo a esta parte nada me llena, o tal vez estoy pasando el límite aconsejado, tal vez luego me despierte amoratado o tal vez con menos luces en los dedos.

Tal vez mañana no despierte, o convierta estas palabras en un verso, o puede ser que me anime y te escriba o tal vez convierta este desierto en manantial de caricias incumplidas.