viernes, mayo 30, 2008

Colegios sin recreo

En la experiencia anemófila de los días, las moscas no entran en bocas de precinto. Palabras inocentes y entusiastas se cargan en trabucos de hipócrita estupidez edulcorada y perífrasis de miedo por el fracaso en lata.

Alergia a los lujos en oferta y alergia a los golpes sin aviso. Alergia a las lágrimas valientes y alergia al rojo en cabello ajeno. Alergia a la soberbia del mediocre y alergia a olvidar los caballeros.

Colegios sin recreo con juegos de patio. Valiente vergüenza y sinsentido. Revolución que no llega, palabras lindas. Sueño de retraso, confidencialidad bendita.

Pues todo quedará entre corazones, deformados de buscar un pecho frío. Deseosos de mordiscos en la nuca, cabizbajos hasta un cruce de camino.

Sonrisa prepotente, santa costumbre

Noches escondida, sincronización perversa

domingo, mayo 25, 2008

Ruptura

Mierda en el corazón acuclillado en las horas en que las aves graznan sobre las faldas al vuelo. Segundos de inmensos amarillos malgastando garganta en apuesta perdida desde nacida. Últimas campanadas para la falta de valor o exceso de cariño, para la palabra insípida, para la ausencia de etiqueta en el precio del mundo.

Pasos rotos para el cansacio en la espera del mar infinito. Farolas con patillas en son de guerra. Bocas abiertas con vicio de mosca. Improperio bendito ante papeleras llenas de paraguas viejos. Relación con la vida en tela de juicio.

Entrada y salida, soledad ausente. Gotas y risas en las penumbras. Locura transitoria, camino demente. Revolución que no llega, ruptura permanente.

jueves, mayo 15, 2008

Sigue la cuenta

Al caer el sol abrió la ventana esperando que, en el medio segundo del pestañeo marchito, apareciera entre las sábanas la mayor de las revoluciones de bohemia y medianoche. Altas horas, madrugada y soledad edulcorada con ardores de retina y esperpento, de silencio y redundancia, omisión y descontento.

Despertó la mañana y se fue el día, y la noche acosó a las farolas. Alféizar protegido a contratiempo y relojes de arena con granos viejos. Almohada en trinchera ante lo mundano, filantropía barata, cante jondo. Borrón, y sigue la cuenta.

miércoles, mayo 14, 2008

Ánimos perdidos

Unas gotas de miedo al segundero fueron razón suficiente para comparaciones desafortunadas. Apariencias que engañan y soledades, alejadas de la mofa y los cafés a contrapelo.

Cama de alquiler, bienvenida. Noche autónoma. Nostalgia de ruidos en la sombra. Invitados a romper el silencio, revolución. Despedida sintética, sábana plegada.

Perdón que no vale más que sus seis letras, entre falta de amistad y exceso de alevosía. Duelo de mirada e indecencia, proposición contrarreloj y sinsentido. Falta de vergüenza o exceso de vicio, caminos de un sólo sinsentido. Hinchazón de ojo, corazón errante. Silencio en la noche de los ancianos enamorados. Mordiscos sanos. Ánimos perdidos.

viernes, mayo 09, 2008

placeres

Como el placer de inundarse por fuera en tardío invierno, arrancan los excesos en las tardes, en que la noche salió antes de la cena.

Histérica paranoia personal intransferible, que arrastra silencios de miradas sucias y sonrisas lindas, de palabras eternas. Ánimos en lata, soledad de broma, frío en los dedos. Vicios saludables en la vuelta a casa, a ritmo de mariachi y flamenquito.

Tesoros ocultos tras la inmensidad de la azotea, del miedo escénico, de cobardes fuerzas...

Y ya arrancó el día... 0.49

Luces

Pues tal vez lo absoluto se termine, al doblar la esquina relativa. Sincronicen los relojes, tal vez nunca, o tal vez a cualquier intempestiva.

Bendita falsedad de lo profundo, de la magia que se esconde en los talones. De cariños escondidos, tal vez besos, o tal vez en corazón entre cartones.

Pues las horas son armadas con las luces, que iluminan lo más hondo de las caras. En las calles más oscuras de la vida, con estrellas que bien hieren, más no matan.

6.11

A las seis y once de cualquier cinco más uno las noches del taxi sin destino volvieron a apalear las costillas de quienes soñaron sobre los árboles la misma vida. Arroparon las burbujas los silencios, y abandonos por cansancio sonreían, en hostal improvisado a cortas horas, por aquellos de corbata enrarecida.

Sedentario no fue el perro aquella noche, entre acordes de hormigon y sangre fría. Entre lloros, entre risas y lamentos. Entre "vamos, se hace tarde", entre niñas. Entre amigos de lo ajeno y entre hipócritas. Entre "vente, no te vayas", en cenizas. Entre puertas ya cerradas, corazones. Entre ásperas, raídas, las baldosas; deseosas que las pise alevosía.