viernes, mayo 09, 2008

placeres

Como el placer de inundarse por fuera en tardío invierno, arrancan los excesos en las tardes, en que la noche salió antes de la cena.

Histérica paranoia personal intransferible, que arrastra silencios de miradas sucias y sonrisas lindas, de palabras eternas. Ánimos en lata, soledad de broma, frío en los dedos. Vicios saludables en la vuelta a casa, a ritmo de mariachi y flamenquito.

Tesoros ocultos tras la inmensidad de la azotea, del miedo escénico, de cobardes fuerzas...

Y ya arrancó el día... 0.49

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