jueves, mayo 15, 2008

Sigue la cuenta

Al caer el sol abrió la ventana esperando que, en el medio segundo del pestañeo marchito, apareciera entre las sábanas la mayor de las revoluciones de bohemia y medianoche. Altas horas, madrugada y soledad edulcorada con ardores de retina y esperpento, de silencio y redundancia, omisión y descontento.

Despertó la mañana y se fue el día, y la noche acosó a las farolas. Alféizar protegido a contratiempo y relojes de arena con granos viejos. Almohada en trinchera ante lo mundano, filantropía barata, cante jondo. Borrón, y sigue la cuenta.

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