sábado, junio 25, 2005

Campanario en silencio

Las campanas de la Iglesia de la esquina hace mucho que no suenan por la noche. Dicen algunos que los vecinos protestaban por el ímpetu que el campanero ponía en práctica a las doce de la madrugada.
Noche tras noche, amarraba sus ocho décadas a la cintura, y emprendía un camino inalcanzable hacia lo alto del campanario, para golpear con fuerza aquella campana de bronce que lucía como el mismísimo sol las mañanas de junio.
Los vecinos hartos, forzaron para que se suspendiera el toque de las doce, que les impedía conciliar el sueño... y lo consiguieron... El campanero seguía emprendiendo aquel costoso viaje hasta lo alto del campanario noche tras noche, y allá arriba, lloraba entristecido por no escuchar la banda sonora que le había acompañado toda su vida, desde que siendo nicho se le concediera el honor de hacer sonar la campana a las doce de la noche.
En una de sus dolorosas ascensiones a aquel campanario en silencio, decidió asomarse por uno de los ventanales que daban a la plaza mayor, y con una sonrisa en la boca saltó al vacío, y cerró los ojos intentando escuchar las campanas por última vez...
Sólo fue la noticia de la ciudad durante una semana, en su funeral no replicaron las campanas, y nadie se acordó jamás de aquel campanero al que los deseos envueltos en egoísmo habían arrancado el sentido de sus noches en vela.

lunes, junio 20, 2005

Idas y venidas

Ojalá pudiera arrancarme el corazón de un solo tajo, y colocarlo a mi antojo para adaptarlo a una vida que me abruma cada vez que la luna se mete en mi cuarto. Ojalá pudiera enamorarme con voluntad de quien muchas noches estuvo a mi lado, para así arrojarme al vacío de aquel que todo apuesta en el juego de la locura.
Ojalá pudiera controlar mis labios, mi boca, mi cuerpo y mi ser, ojalá pudiera asomarme a la ventana y elegir las prioridades de mis lágrimas y apuntar con sigilo al desamor y escupir sobre la concha de tristeza que no permite latir mi corazón ya cansado de tantas idas y venidas, tantos intentos fallidos, tantas noches de agonía entre sábanas extrañas y pedazos de mi ser.

domingo, junio 19, 2005

Noches sin dormir

El odio concentrado en cada jirón de piel enrojecida me hace sumergirme en un lloro amargo de desesperanza iluminada por el sol de medianoche. Escribo por no llamarte, sabedor de que estas letras no serán para ti más que reflexiones marcadas de las tres menos, tres ajenas a tu vida y a la misma alma que vendes cada día en cada esquina de la recta de la barra del que ha perdido la ilusión.
Juro no volver a permitir que me maltrates. Juro no volver a sumergirme en nuestra propia soledad. Yo no soy como el chófer del reloj de arena que pasa sin solución aparente ni como el poeta que llora a la orilla del río... Otros han pasado por donde yo jamás he de pasar...
La pasta de mi ser está obsoleta, se pasaron con las ganas de vivir mi propia vida, sin cambiar ni moldear un nuevo yo. Yo no soy un hipócrita de pelo arriba, yo no soy un amante del balón, yo no soy un falso materialista... yo sólo soy una vida y cien gramos razón.
Me muero al verte morir, al verte hundirte en tu miseria. Planéate la vida y ojalá te toque el primer premio para así permanecer oculta tras las cortinas de mi cuarto.
No quiero que entiendas lo que te digo con palabras escondidas tras guiños de ojos... No pretendo que me abras tus ojos para hundirme en ellos... No sé si te quiero o si te odio... Sólo sé que hace noches que no duermo.

viernes, junio 17, 2005

Harto

Harto, harto de escuchar a fantoches que juegan a ser dueños del Olimpo.
Harto de quemarme el estómago con palabras necias.
Harto del desprecio de unos cuantos por lo valioso de la justicia.
Harto, harto de las cuchillas que cortan las alas a las palomas de la libertad.
Harto de la muerte, de la vida, de la pobreza de alma y cartera.
Harto de vivir en burbujas de cartón piedra reciclable.
Harto, de opiniones sesgadas, de lenguas cortadas.
Harto de letras de sangre y fuego, de puños cerrados y brazos extendidos.
Harto, harto de intereses ocultos tras las pancartas de la calle mayor.
Harto de hipócritas vestidos con túnica de santo y mano de hierro.
Harto de pasivos, de agresivos, de lágrimas y de alergias de verano.
Harto de artistas, puños de prepotencia autodenominada.
Harto, harto de callar, de tragar, de ser pisoteado.
Harto de mí, y de tí, y de seguir separados pero no revueltos.
Harto, de morir cada día al despertarme, y resucitar cada noche al acostar.

martes, junio 14, 2005

Vida a granel

Estancado, con las manos atadas ante el Mundo que me rodea y que me llama gritando desesperado... Atrapado, retenido entre las paredes de mi propio Ser... Dar un paso me resulta demasiado arriesgado, pisar en falso, caer... Con miedo a hablar, a gritar, a ser, a decir, a vivir, a actuar, a avanzar... Sangre congelada, ojos como platos, pelos de punta... Pánico, horror, desesperanza...
En lo alto del mirador de la ciudad, miro hacia lo lejos para poder tocarte... Sin sonrisa, sin vida, sin amor... Pena de mí mismo, asco, desilusión... Me asusto al verme reflejado en mi almohada, único destino de mis sinsentidos... Me estrello en el techo de mi cuarto, todo da vueltas, nada se detiene...
Ya es tarde para renunciar, ventana abierta, cuchillas de plata, cianuro cosechero... Jeringuilla de oferta, copa de renuncia, puño abierto... Lágrima seca, sonrisa de plástico, ánimo de lucro...

... noches de junio, abrazos vacios, vida a granel...

lunes, junio 13, 2005

Sin sonreír

Que no le ames no significa que me ames a mi... Mis noches felices se fueron escondidas en los cristales opacos de un autobús azul, rumbo al barrio de los que nada tienen que perder... No todo es como antes... es falso... sos más especial de lo que jamás consegui imaginar en las tardes de invierno junto al lago.
Tienes nombre de agua, y ojos de estrella de primavera.. tu vida se oscurece en mi presencia, necesitada de lágrimas que impidan ahogarme en la desesperanza...
No puedo estar orgulloso de mis noches sin dormir, de mis gritos de dolor acompañados de guiños de luna...
Todo mi ser pende de uno de tus cabellos, balanceandome sobre el lago helado de verano.... y aún así no puedo sonreír...

domingo, junio 12, 2005

Amor oculto

Bajo los puentes, en los portales... en los locales de música entre el humo de los cigarros medio encendidos... allá se esconde el amor... En mi hermano, en su hermana, en la vida atrapada entre paredes color gris, en el olor de la cocina de la abuela... allí se esconde el amor... en el taller del carpintero, en la escuela, en la terraza de nuestro bar... entre sonrisas y lágrimas de metacrilato.. allí se esconde el amor... Bajo las sábanas de la habiación doscientos tres, entre las líneas de un chat, en la consulta del oculista, en las caricias escondidas en el atardecer... alli se esconde el amor...
Y seguirá allí, oculto, escondido del odio y del miedo, de los besos sin cariño y los guiños sin complicidad... esperando a que lo encontremos, y consiga enamorarnos... y vivir atrapados en nuestra propia fantasía, para hacerla realidad...

Rebozados

Bajo la ventana de mi cuarto hay dos niños ricos metiendose unas filas en el asiento delantero de una furgoneta gris. Se llenan nariz y encía de polvo de cinco mil el medio gramo. Se endulzan cuerpo y mente con una comadreja que piensa por ellos durante unas horas.
Rebozándose en la harina del pan de cada día van tirando por la calle del buen vivir, proyectan su futuro de burgueses en burbuja de jabón, hacia la más remota de las excentricidades. Tristeza de corazón y sonrisa de labio. Todo va bien, que yo controlo.... sólo las fiestas dijiste cuando sabías que no había noche sin camino...
Os compadezco

viernes, junio 10, 2005

Recogiendo estrellas

El sol inunda cada esquina de la ciudad mientras mis pies me arrastran tras callejones de segunda categoría, inundados por montañas de vicio y aguardiente. Las noches duran hasta las doce del mediodía, cansadas de que nadie les preste atención. Las niñas de poca falda y mucho oficio no dejan pasar ninguna posibilidad mientras tú caminastranquila bajo el sol de medianoche.
Tal vez acabemos encontrandonos en algún callejón sin salida y no tendremos otro remedio que clavarlos las agujas de nuestros ojos para así, nunca más separarnos. Tal vez siempre me querrás como lo que soy mientras yo quiero que me quieras más que lo que yo te quiero a tí... La luna dejará de acompañarme hasta la hora de comer... todo cambiará y el sol seguirá royendo los jirones de piel que cuelgan de mi corazón...
Deseo nadar en el iris de tus ojos, salpicarte los labios con lágrimas olor jazmín... pero los deseos no son más que ellos mismos, y la realidad es demasiado zorra para comprenderlos.
Mientras tanto seguiré en mi azotea, recogiendo estrellas a granel para inundar tu cuarto cada noche, para que nunca te olvides de volver.

lunes, junio 06, 2005

No soy

No soy escritor... sólo un tipo que escribe.
No soy poeta... sólo un tipo que ama.
No soy rebelde... sólo un tipo que espera.
No soy músico... sólo un tipo que llora.
No soy actor... sólo un tipo que vive.
No soy artista... sólo un tipo que escucha.
No soy iluso... sólo tengo esperanza.

Porque sólo mirarte ya es TODO, porque sólo olvitarte es NADA.

Disparando

Las noches anteriores al mes de fiesta son simples programas restringidos en ocasiones. Sentir labios, besar lágrimas, llorar esperanza... Disparar con escopeta de semirrecorte a los buitres que anidan en el campanario, al chacal oculto tras la charca negra, al felino que se esconde en cualquier parte... Safari de celos y amarguras ocultas tras la falda de la tabernera... Palabras nunca pronunciadas escondida entre las telas naranjas de mi noche color azul de verano... Deseos reprimidos, de billete de ida hacia lo irascible...
Disparar alto es la aventura de cada día, con la seguridad de sólo conseguir pichones. Disparar bajo es falta de autoestima, con la seguridad de conseguir lo que no deseas. Añorar tardes bajo la luna, y noches bajo el sol de otoño asustado por nuestra compostura. Odiar a los gamberros de ciudad ya no es efectivo... tal vez sea momento de despertar.