Creciente el odio a estadística maldita que secuestran a princesas en noches mágicas y días eternos.
Húmedo el iris. Sangrante el labio. Culpabilidad de platos sucios y restos de puntería inestable. Noche tranquila.
Sencilla fórmula de palabras lindas para lindo tesoro. Pequeño pero vivo. Calienta el alma.
Y mientras, ondas hercianas que luchan por suplantar a narices a milímetro de distancia. Absurdo intento.
Mil vidas para sentirnos cerca, más que ahora, y cumplir los deseos de pestañas al vuelo. Eternamente juntos.