martes, mayo 31, 2005

Primavera marchita

He pasado los cuarenta y siete primeros minutos de este último día de mayo arrastrándome entre las sábanas de mi cama. Una mano de amargura y tristeza me aprieta contra la almohada, intentando dejarme sin respiración. Me muevo, me resisto, me rebelo.. pero todo es inútil y eficaz al mismo tiempo... nada vale... todo sirve...
De alguna forma tendré que arrancar las raices de esta pena de final de primavera, como una margarita víctima de los niños sin escrúpulos. En alguna parte encontraré el aire que necesito respirar para amueblar las paredes de mi armario atacado por la polilla y las chaquetas usadas. Con alguna esquina tendré que conformarme, y dejar de vagar por caminos rectos que no llevan a ningún sitio.
Soy desdichado y un gran ganador. Conquisto las copas de los árboles menores con la misma facilidad que dejo escapar las semillas de mi mano. Me asustan las flores del jardín de este primero sin ascensor. Escupo a las golondrinas que huyen de los coches y las farolas oscurecidas por el humo de la ciudad.
Tomo me importa y nada valoro. Admiro a los perros que se pierden por el barrio, buscando un cubo de basura que revolver. Añoro tus dedos sobre mi cuello, arrastrándome de nuevo a la cama de aquella mansión en clave de Sol. Me asquea el de rojo y odio al de negro, como auténticos dueños de una ciudad sin ley.
Ya no lloro como el invierno pasado. Ya no río como hace tres veranos. Ahora es otoño en esta primavera marchita, cansada de llegar año tras año.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

deprimido?............

kusipi dijo...

Que bella síntesis de lo ke me pasa por la cabeza....cómo lo haces??En mí suena absurdo y torpe...No sé si lo que he entendido es lo que querías decir, o si lo que he leído era lo que necesitaba leer...uff....