jueves, febrero 24, 2005

Alfileres

Posiblemente las alfileres oxidadas que salen de mis dedos nunca conseguirán clavarse en tus entrañas para navegar por tus venas hasta un corazón cansado de polvos instantáneos; pero aún así me atrevo a escupir la verdadera historia del naufragio de esa barcaza cargada de esperanzas en el océano de mil lágrimas anochecidas.
Mil tardes lloraré al ver tus fotos abrazada a cualquier trovador de corto y rastro, a cualquier capitán de barcos de cuento, a cualquier sapo maldecido con una vida de burgués príncipe deportivo. Mil noches me odiaré por amar a la bruja del cuento, a la fulana que se vende al mejor postor en el mercado de los "dimes y diretes", a la niña consentida ignorante de la historia en la que vive. Y mil mañanas llegarán acordándome de aquella vez que pude ver tu cariño a los pies de la cama alquilada en un motel de la zona este de Filadelfia.
Y quizás pueda convencer a mi alma raída por el sol del atardecer, que tal vez no seas más que papel mojado por las propias gotas del rocío, picoteado por los gorriones que alegran la mañana del que nada espera de su vida, papel que usado ya no interesa y termina sus días para reciclar, para crear nuevas cuartillas donde escribir la historia de un caminante esperanzado y de su amiga la eternidad.

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