viernes, noviembre 26, 2004

Mi Felicidad

Hoy no he recibido la visita de ningún pariente al cual hacía años que no veía. Tampoco he sido agraciado con el primer premio de la lotería que me haga salir de este agujero de mierda económica en el que me hundo cada día un poquito más. En absuluto se piensen que he conseguido el sueño de todo macho de acostarme con tres lindas señoritas deseosas de conseguir el record de felaciones consecutivas.... en absoluto... aunque yo fuera buen merecedor de cualquiera de estos galardones (que para nada soy créanme), ninguno de ellos ha sido la nota de color de mi día...

En realidad, hoy ha sido un día corriente... como el resto... Me he levantado, he desayunado una tacita de leche con un pedazo de ese extraordinario bizcocho casero que prepara mi abuela, he corrido los tres metros pasillo para llegar el primero al baño, me he pegado una ducha y a medio vestir he salido pitando para el autobús... Inmerso en la cálida atmósfera que se crea en el interior del auto, he echado mi primera siesta del día (ajá, a las 8 am). Esperé al comienzo de las clases en la facultad, tras un café que sabía a rayos y he derrochado tres horas entre raíces cuadradas, plantas y algún que otro extraño mecanismo corporal... He vuelto a casa en el mismo autobús que me llevaba a la facultad, con la misma cálida atmósfera y con la segunda siesta del día (esta a las 12,30). Dando un paseito, llegué a mi casa... arrojé mi chaqueta y bolsa sobre la cama y me senté a sentirme avergonzado por lo bajo que caémos los humanos cuando se trata de vender nuestras vidas en televisión. Almorcé (qué bueno que hoy no había verduras); y entre la vergüenza de una gerra emitida por televisión, me dejé arrastrar por mi tercera siesta del día (a las 15,00). A la tarde un cafetito con un viejo amigo, el ensayo de un ensayo teatral y una cena en familia... Y ahora acá, frente a estas palabras, escribiendo....

Ya ven.... un día corriente, podría ser el de cualquier persona (incluso las tres siestas)... pero no amigo... es mi día... y estoy feliz por ello... No necesito un boleto de lotería premiado, ni una visita inesperada ni tres lindas chicas un tanto "alocadas" para ser feliz (aunque es posible que estos asuntos (sobre todo las tres chicas) pondrían unos peldaños extra hacía la felicidad).


Soy feliz porque me da la gana... porque estoy harto de que me digas cuando tengo que hacer una cosa u otra, porque no aguanto a esos trovadores vendidos al diablo que me obligan a comprar la felicidad en forma de deportivo azul o de una prostituida bulería. Porque pueden irse a la mierda todos esos que me dicen que soy un utópico, que hay cosas que no pueden cambiar... que los malos son muy malos y los buenos muy buenos... que todo tiene un precio.... ¿Saben que les digo señores?... Me cago en su felicidad en forma de €uro, en su felicidad en forma de balón globalizado, en su cómoda felicidad estática y ruin... Mi felicidad mueve estructuras, cambia el mundo, mi FELICIDAD es mayúscula, y no le da miedo salir a la calle tal y como es, mi felicidad es gratuita, la estiro, la parto en pedazos y la reparto a quien quiera comérsela a la hora de la cena....
¿Quieres un trozo?

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Si tu me lo das, quiero compartir contigo ese trocito que ofreces, porque esa es la felicidad que yo quiero: la que uno mismo se fabrica con sus propios valores.
Gracias :)

Marcelo Mendez dijo...

Claro que comparto mi felicidad con vos... no olvídas que solo la felicidad que se comparte es la auténtica...

Modestamente... sos afortunada, no regalo pedazos de mi felicidad tan facilmente....

;)

Anónimo dijo...

Muchas gracias, prometo cuidarlo bien :)