jueves, abril 07, 2005

Vámonos

Vámonos al hotel del que habla Quique, no llega el presupuesto para el Calilfornia. Aférrate a mi mano y echémos a correr, antes que vuelvan los fantasmas que nos ahogan camino al autobús. Aún nos quedan cuatro horas para repasar las líneas de nuestros tatuajes de la infancia.
Atémos nuestras muñecas a las patas de los gorriones, para que nos lleven allí donde sale el sol en nuestras noches. Olvídate de papeles y burocracias, al menos por esta noche, nada de miedo ni de vuelta atrás supersticiosa, solo nuestras historias en un único corazón cansado por mil noches de agonía bajo las estrellas. Sólo esta noche.
Tal vez mañana nos separen rejas de barreras y caminos, enganchadas por tornillos de moral y rosca fina, pero algún día podrás dormir en el Hotel California, sin miedo a olvidarte del pasado, mientras yo lloraré en silencio, recordando aquellas tardes en la ciudad de Filadelfia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Una noche bastaría para arrancarte el alma a bocados y lograr que se convirtiera en un amanecer eterno?