en que las ratas bailan en la luna,
en que las estrellas iluminan las calles llenas de restos de continente roto.
A estas horas, donde allá aún siguen resistiendo,
donde otros despierten al rato,
donde duermes sin ruido a tu lado,
sin peso en tu pecho ni escaso, el trozo de colchón hundido.
A estas horas, de triste cerebro apagado,
de dolor de corazón esclavo,
de manos que escupen rocío.
A estas horas, despierto yo sueño contigo,
con toda una vida en tu mano,
inicio y final del camino,
calor en el alma y el frío,
que sopla distante el verano.
A estas horas, de cuajo se rompen mis venas,
con solo pensar en la pena,
de arar solitario el destino,
que nos fue entregado entre vinos,
y frutos del mar bien bravío,
que agita constante tu pelo,
con el simple objeto gamberro,
provoca revolución en tripa,
sin nada cerebro y la vida,
que abraza revoluciones nuevas,
y lágrimas que sellan pactos,
de amor en la nueva era.
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