viernes, junio 13, 2008

Mil primaveras

Al sufrir por el desvío alevósico de abrazos hacia las almas de luto comprendió que el corazón se hayaba invertido, que diez tripas ahogaban las alas de caballos de fuego y tazas fuera de sitio. Descubrió que arrancar pestañas a los segundos no era deporte de riesgo, pese a jugar sin malla ni chaleco. Atrapó ausencias entre los labios, y embrujó a amantes de alquiler y cuenta nueva, alérgicos a las noches y hielo en la copa.

Respiró una vez cada dos lunas, con los ojos clavados en saturno. Planeó las batallas perdidas del momento, entre impulso acobardado por ladrones de tres al cuarto. Conquistó vacío, abrazó silencio. Echó raíz en arena de obra. Murió joven, nació viejo. Olvidó las yemas de los dedos en pregunta retórica con esperanza quebrada antes de volar. Sonrió al mundo y pensó que tal vez, sólo se sueña una noche cada mil primaveras.

[i] Para vos, camarada, que en los caminos del mundo te hundes en mis huellas [i/]

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