Y puesto que desean mentes turbias arrogantes,
desviar los raíles de mis vidas,
me trasloco como perro trashumante,
con opcion y vocación harto tardía.
No influyen a mis noches los artistas,
ni tampoco los pastores sin bozal,
no convencen a mis manos las palabras,
ni la arenga ante un foro de horfandad.
Cabizbaja se marchaba la esperanza,
mal violada por mentiras a granel,
días grises donde nunca hay salida,
mal de vida en los días del poder.
Venden humo, venden odio, venden miedo.
Sólo os salva mis excesos de moral.
No sois vos quien ordeñará mi alma,
en los días que tendremos que olvidar.
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