La química, que escondimos pruedentes de los ojos grises del mundo, se rompió en un beso de pasión con el duelo de noviembre. Detener la vorágine de caos y miradas furtivas fue tarea fácil para los vientos del norte que como crueles tiranos de imperios rotos, acaparan más de lo que pueden llegar a amar.
Cerraron las paradas del autobús de la calle infinita con portal de sonrisas. Y los acordes sonaron raros en la lejanía. Las invitaciones de fiesta quedaron hechas pedazos, como pedazos fueron cada una de las ilusiones de madrugada.
Y en la azotea del mundo el viejo observa, con el corazón enjaulado sólo por miedo, cómo los pilares de la alegría parecían tambalearse en las noches de soledad a contrapelo y ratones grises en calles oscuras. Pues no hay dolor mayor que las lágrimas robadas por verdades ajenas. Y entonces, sólo entonces, dio media vuelta como herido de muerte proponiéndose huir para , al día siguiente, volver a nacer.
1 comentario:
Se rompió la química... eso nunca pasa, quizá se transformó?
Es extraño, volver a nacer...
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